Operación Rastrillo
jueves, 9 de junio de 2011
Navegando
jueves, 2 de junio de 2011
Planta
Durante ese tiempo me sometí a una extricta dieta vegetariana y a 3 maravillosas ceremonias de Ayahuasca, una planta con la que se prepara un brebaje que posee potentes propiedades curativas y en algunos casos alucinógenas. El Ayahuasca actua limpiando el cuerpo y abriendolo para que se cargue de energía, energía que pude sentir como nunca lo había imaginado: es una fuerte vibración, como si estubiera sosteniendo una motosierra. Podía sentir la planta actuando enmi cuerpo y de pronto me convertí en un insecto con muchas patas, estaba parado en una gran lancha que viajaba por el rio, desde allí vi paisajes de fantasía, criaturas de todo tipo, colores y sonidos de la selva, todo llenandome de mucha felicidad, como la que siente Homero Simpson en la Tierra del Chocolate.
Pero las visiones son solo una parte del proceso, lo importante es la limpiesa y la sanación que depende en un 50% de uno mismo, de la fe, de la rigurosidad en la dieta, un 20% de la energía del Ayahuasca, otro 20 lo pone Dios y el porsentaje restante es el aporte de Luis, que en todo momento me recordó en la mente existen dos opciones: si y no, mientras que en el corazón solo es posible el si. El Ayahuasca ayuda esclarecer los pensamientos y sentir el alma, y si la fe es fuerte puede cuarar cualquier enfermedad, incluso el Sida.
Los dias en la selva fueron de mucha tranquilidad. Pasé la mayor parte del tiempo solo con mis pensamientos pues el proceso activó mi mente generando muchas ideas y sentimientos. Observava los sonidos, las plantas, los insectos, la lluvia, caminaba, tocaba flauta y hasta llegué a hacer algo que no creia capaz de lograr: leer una novela de trescientas y tantas páginas en inglés que encontré entre una pila de libros en alemán que algun turista dejó quien sabe cuando.
Hoy me siento con energías renovadas y mucha confianza. Mañana me esperan 10 horas de viaje en lancha hasta la frontera con Colombia y Brasil, allí pretendo tomar otro barco hacia Manaos. Comienza Brasil!!
jueves, 19 de mayo de 2011
De la Sierra a la Selva
viernes, 22 de abril de 2011
Burbuja
Todas las mañanas el calor me saca de la carpa, entonces me tiro en una hamaca en la terraza que da al mar. Pasa el rato y ya hay tres zombies más en la misma condición. De a poco terminamos de estar dormido y el hambre comienza a taladrar, nadie quiere ir pueblo con este calor, en verdad nadie quiere moverse de su hamaca, quizás solo para tirarse al agua. Únicamente nos queda esperar el desfile de vendedores ambulantes. A lo lejos se ve un hombre cargando mercancía, todos levantamos la cabeza pero la volvemos a bajar cuando descubrimos que se trata del tipo que vende hamacas y sombreros, luego viene el de las empanadas con poco queso que solo están calientes si el día no esta nublado, algunos le compran al de las cazuelas y camarones apanados con arroz, después se aparece la francesa que vende galletones con sabor a mantecol, también el de las empanadas de pollo con ají y limón y, por supuesto, el tipo que vende cigarros.
A lo mejor Vito cocina algo esta noche, sino un choclo asado con queso en el pueblo, luego cerveza. Y ron. Y una empanada. Y 2 plátanos para el desayuno, ya sabemos que los días son largos, pero no aburren, hipnotizan. Mas todo aquí es una mera ilusión, una fantasía de fiesta, vicio, y conversaciones banales. Ya me quiero ir.
sábado, 26 de marzo de 2011
Hoy
Calor, mucho calor. En el hostal de al lado suena una banda de cumbia en vivo y son las 10 de la mañana de un día domingo. Me ducho con agua fría y no tengo ganas de salir; juego ajedrez, leo en la hamaca, escribo, fumo y sigo escuchando la monótona cumbia romántica que no se detuvo hasta las 6 de la tarde, cuando ya habían cumplido su horario de oficina. Quizás hicieron una pausa para almorzar, no se, pero imagino a los músicos con sandalias, camisas floreadas, teclados y trompetas encadenados a una gran bola de acero, cagados de calor, obligados a sonreír, haciendo que la fiesta no se acabe nunca.
Sigo viaje por que avanzar me motiva. Dejo atrás una semana placentera en Máncora y esta noche viajo a Guayaquil, Ecuador.
sábado, 19 de marzo de 2011
Cero Metros
Antes de volver a Cuzco tuve tiempo de recorrer Aguas Calientes, un pueblo dentre una y cinco estrellas que brilla en medio de la jungla, para regocijo del turista de cualquier tipo, durmiendo junto torrentoso río Urubamba. Daba la impresión de que el pueblo solo era una molesta roca que por casualidad cayó al río y no tardará en desaparecer.
El camino de vuelta fue igual de intenso, pero mas animado gracias a un grupo de chilenos que paraban en cada pueblito a comprar Pilsen Callao y tres chicas griegas (todas llamadas María) que no paraban de celebrar.
De Cuzco salimos a las 5 rumbo a Pisco, en la costa. A la media noche nos comimos un derrumbe que nos tubo toda la noche parados rodeados de niños inquietos y escurridizos aromas a baño químico y mierda. 20 horas después llegamos Nos vajamos en el cruce de la Panamericana con Pisco habiendo pasado por un ciclo de cine de la más fina selección: Rápido y Furioso de la 1 a la 4 soportando el calor en un lento y cobarde bus. Si hubiésemos viajado directo a Lima veíamos también la parte 5.
La urbanización donde nos vajamos correspondía a la Villa Tupac Amaru, a unos 10 minutos de Pisco. En Pisco comimos hamburguesas, fumamos, dimos una vuelta y volvimos a nuestro alojamiento en la villa. Me dio la impresión de estar en una mezcla entre Algarrobo y Calama.
A la mañana siguiente viajamos a Lima. Nos hospedamos en el centro, en la azotea de un antiguo edificio centenario, con el balcón mirando la estatua de San Martín en la plaza del mismo nombre. Lima conserva muchos edificios y casa antiguas en muy buen estado. Posee un centro limpio y lleno de turistas y comercio. Es muy parecido a Santiago; de noche salen las putas y travestis, por todos lados hay gente buscando carrete y hasta el amanecer se puede comprar una hamburguesa. Pero lo más similar son ciertas calles y barrios que evocan a Ñuñoa, Macul, Bellavista, Pocuro, Bilbao o Av. Matta. En las calles no se cansaban de repetirnos que somos pueblos hermanos pero las elecciones próximas a realizarse despertaban un creativo fervor patriota y chovinista: en un lienzo podía leerse "Toledo, candidato de Chile y del Anticristo"
Con una leve resaca de piscola peruana pasamos la noche en un bus rumbo a Trujillo. Llegamos a las 8 de la mañana y fuimos directo a Huanchaco: un diminuto paraíso surfista en medio del desierto con preciosas casas de concreto y curiosas ruinas. Por momentos no se si Huanchaco se esta construyendo o desmantelando. De todas formas el verano acá se acaba y podemos gozar de los bajos precios y de la poca gente, aunque los gringos no se cansan de aparecer (mientras más al norte, más gringos). Recorremos el paseo costero, comemos el menú de 5 soles y vemos la Champions League en el hostal. Mañana Jueves partimos a Máncora, el último paraíso taquilla del norte del Perú.
martes, 8 de marzo de 2011
Tongoy
el tiempo en Bolivia se nos acaba y Oruro tubo que ser desechado. volvimos a La Paz y vimos a los transportistas hacer de las suyas: tenían bloqueos en el camino, barricadas y neumáticos encendidos, vimos a unos hombres apalear a un temerario taxista que decidió trabajar, nos apedrearon el bus y paramos en el camino, lejos del terminal.
En La Paz, ruidosa y vibrante, nos encerramos en la burbuja turista. Compartimos pieza con unos chilenos recién llegados (se dirigen al carnaval de Oruro) en el hostal Paris y carretiamos al ritmo del ron "Boca Rica" (16 Bolivianos, unos 1000 pesos).
Luego de dos maravillosos días al pedo nos fuimos a Copacabana, ciudad preciosa, donde el ladrillo desnudo sí alcanza armonía con la arquitectura colonial. allí los hippies venden sanguches y caipiriña para extender su estadía a orillas del infinito Titicaca. Y por supuesto fuimos a la Isla del Sol. Un bello oasis turistico pero sin magia. Las ruinas incas no hacen más que coronar un adorno, un cenicero o una concha con ojos de plastico en cuya base se puede leer "recuerdo de la Isla del sol". Sin embargo la tradición Mitimae está presente ahí: aymaras orgullosos de su pasado inca.
Volvimos a Copacabana. Tomando una cerveza en el Kiosco Carmencita a orillas del Titicaca el Palomo me comenta que Copacabana es igual a Tongoy, en eso llegan dos borrachos montados en una bicicleta, saludan a Carmencita y le piden 2 paceñas de 600ml. Nos hablan de lo lindo que es Iquique, de lo caro que es comprarse un auto en Bolivia y del mal desempeño de Evo. 2 borrachos podrían decir lo mismo en Tongoy... pero con una Escudo y una empaná de pino CALIENTE.
Ayer jueves cruzamos la frontera sin saber en que país nos encontrábamos hasta que llegamos a Cuzco, el lugar más turístico que he visto en mi vida. Te atienden como rey y te persiguen para que les compres bufandas y gorros. Por lo menos aquí hay cultura gastronómica.
Anoche nos quedamos en una pieza con baño privado limpio y televisión con cable. Vimos tele hasta las 3 de la mañana.
Este finde vamos a carretiar como corresponde y quizás el lunes o el martes vamos a Machu Picchu.Ojala el turismo no arruine las ruinas.
jueves, 24 de febrero de 2011
Impresiones
Sin embargo el sábado nos mostró una faceta diferente. La lluvia cálida y fina instaló el ambiente húmedo del Carnaval Minero. El Tío (diablo, dueño de la mina) bajó del Cerro Rico, celebrado por los bailes borrachos y coloridos de las Cooperativas Mineras. Entre bombitas de agua, espuma, y comida típica, el pueblo se apiñaba en los pobres cerros a disfrutar el desfile de las surreales diabladas que bailaban al ritmo de bombo, caja, tuba, trombón y trompeta.
La lluvia continuó durante todo el día y cuando nos fuimos a dormir aun faltaban por desfilar unas 20 Cooperativas.
Hoy domingo abandonamos el pobre, rico, bello y feo Potosí para desembarcar en Sucre, otra Bolivia, limpia, blanca y de clase alta pero siempre escupiendo sobras humanas.
Sucre me recuerda, no se por qué, un poco a Bahía Blanca, por ciertos barrios, calles y casas y por sobre todo, como en toda Bolivia, por las casas de ladrillo al descubierto sin terminar de construir, como en Ángel Brunel 679.
Nos instalamos en un un precioso y antiguo hostal de 200 años con balcón hacia el mercado. Desde allí pude pasar horas observando el organico moviemiento de la ciudad, su aroma a comercio, su psicodelico color y y la armonioso barullo de bocinas, gritos, silbatos, radios, pregones y risas.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Memoria
Luego de unos minutos encontró su billetera detrás de un mueble y sus llaves en la cocina. Salió sin despedirse y montó su bicicleta. A ritmo torpe y peligroso se cruzó con quienes comenzaban el día. Sudando cerveza llegó a su casa no sé si completamente sobrio o más borracho y haciendo más ruido de lo que podía oír guardó la bici como pudo y se derrumbó en su cama.
Mientras el sol entraba por su ventana una pequeña pero molesta voz le contaba una historia de terror o un cuento de hadas. De a poco se iba hundiendo en un pozo girando lentamente, lentamente, muy lentamente. Y PAf!!!! El almuerzo estaba listo.
¿Qué hiciste anoche?
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Fauna
lunes, 29 de marzo de 2010
Deseo
jueves, 25 de febrero de 2010
Sofía 5
Sofía 4
sábado, 20 de febrero de 2010
Truco
Sin embargo Balmaceda es un pueblo zombie, muerto y habitado, enclavado en un inmenso valle forrado de viento, sin atractivos turísticos ni estéticos. Sus 600 habitantes son tranquilos fantasmas de la pampa preocupados solo del mate, el truco y la TV. Llegué a esta villa al final de mi viaje y recién ahí comencé a desentrañar el verdadero secreto de Aysen: la tierra de la naturaleza, la selva que solo puede ser habitada por primitivos Chonos canoeros desnudos, última región poblada y la primera en desgracia. Balmaceda, en franca decadencia, me mostró, casualmente celebrando su 93º aniversario, lo que significa el capitalismo, la patria y la falta de sabiduría. Balmaceda es un pueblo feo y bello, pobre, triste y tranquilo junto a la modernidad del aeropuerto tercermundista, donde viajeros franceses e israelitas desembarcan deseosos de de conocer el Ventisquero Colgante, la Catedral de Mármol, la Piedra Enclavada, pescar una trucha gigante y andar en kayak sin percatarse que a escasos metros de la cafetería del aeródromo, en la Brigada de Incendios, la junta de vecinos realiza una Mateada Familiar cumpliendo con el programa de la Semana de Balmaceda. Entre cigarros, mermelada de frambuesa, galletas, pan amasado y calzones rotos, se discute quien será la Reina y si el partido de fútbol se juega hoy o mañana; la orgullosa villa realiza la fiesta para sí misma, sin concesiones a turistas y lejos de la pirotecnia de las famosas fiestas costumbristas de los poblados más visitados. Balmaceda se aferra a la pampa para no desaparecer, aunque todos sus habitantes sospechan que así debería ser. Mientras tanto Mirna insisite en construir un restaurante y un hotel viendo cómo el vuelo 086 rumbo a las ciudades de Puerto Montt, Temuco, Concepción y Santiago despega.
viernes, 12 de febrero de 2010
Espectros
martes, 5 de enero de 2010
Ecolocalización
Hielo
lunes, 21 de diciembre de 2009
viernes, 13 de noviembre de 2009
Epifanía
Futuro
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Mil Caras
jueves, 29 de octubre de 2009
Matices
Me levanté cuando el sol se hizo insoportable, me compré unas frutas y salí a caminar. Pasé de largo, me comí un cono de papas fritas y caminé de regreso a la carpa para intentar dormir a pesar del sol. Encontré un pozón de agua cristalina y me bañé desnudo, luego escribí un rato y al atardecer volví al camping. Me desperté al atardecer y desayuné una empanada. Desarmé la carpa, ordené mi mochila y me fui al terminal de buses. Desarmé la carpa, ordené mi mochila y me fui al terminal de buses. Me senté junto a la ventana, cerré los ojos y los abrí en un camino de tierra, solo quedaban un par de personas en el bus. Me senté junto a la ventana, cerré los ojos y los abrí en Santiago. Me bajé y comencé a caminar, tomé un bote, luego seguí caminando, después saqué mi libreta y escribí un rato. Me bajé, tomé el metro, luego una micro, llegué a mi casa, me comí un pan con queso y encendí el computador.
miércoles, 28 de octubre de 2009
domingo, 25 de octubre de 2009
¿Dónde?
Apátrida
Novela
viernes, 9 de octubre de 2009
Sofía (3)
¿Que sentirá un adorno? Esos que acomulan polvo en la casa de mi abuela, o la colección de gatos de madera que se asomaban en la ventana del depto de Daniel.
Yo creo que son como un niño castigado, una vieja con alzaimer, una nana puertas adentro, un adolecente inválido, una dueña de casa maltratada. Todos miran por la ventana anhelando la libertad.
Así me sentía yo en el internado. Lo que es no tener papás. Tenía el chanchito lleno de monedas y no podía usarlo... ¿dónde podía gastar esas monedas en el liceo de niñas?
En cambio ahora me quedan tres lucas y puedo ir a donde quiera. Hay que hacerlo nomas, tengo que encontrar a esa mina. Cuando era chica tres mil era mucho... ¿podrá ser mucho ahora?
No quiero vender mi cámara
miércoles, 7 de octubre de 2009
Sofía (2)
Sofía
Viernes 28 de junio
Anoche antes de acostarme revisé las fotos de la fiesta en Combarbalá. En una estaba Don José y sus señora junto a la parrilla y me di cuenta que en una esquina del encuadre había una mujer que no vi durante la noche. Le di zoom a la foto todo lo que aguanta y ahí caché que esa loca ¡es igual a mi! Y la la weona estaba sacándole una foto a la misma pareja. No era yo, es imposible que me haya reflejado en ningún lugar. Que raro, incluso se vestía como yo, o sea con un estilo parecido pero era otra ropa.
Apenas pude dormir pensando que ella podría ser mi hermana gemela. ¡Qué brígido pensar que mis padres me lo hayan ocultado toda mi vida! Y lo qué es peor ya no puedo exigirles una explicación. O tal vez hay moldes limitados que fabrican personas y justo la que es igual a mi vive por acá. Eso me asusta más, pero igual tengo que saber quién es, como es su vida, que le gusta hacer, si le gustan los mismos cigarro que a mi y todo eso. ¿O es coincidencia? Pero lo más raro de todo es que a nadie le haya llamado la atención que hubiesen 2 personas iguales, por ultimo me la podrían haber presentado. Esta wea es muy rara, tengo que cachar que onda.
lunes, 21 de septiembre de 2009
Fonda
jueves, 10 de septiembre de 2009
Leitmotiv
Unos violines chillones y asesinos me llegan como la primera cachetada de brisa helada seguidos del retumbar de timbales al cunetearme, perder un poco el equilibro y pasar rebotando sobre el pavimento en mal estado. Las flautas anuncian la tranquilidad al retomar el control en la calle y el resto de los instrumentos se unen al llegar a la primera avenida, haciendo armonía junto al semáforo y los bocinazos. A lo lejos diviso el inicio de la ciclovía, la alcanzo al compás de un redoble de tambores y trompetas olímpicas: se inicia la maratón. Compite un oficinista en casco, luces y alforjas, una pelirroja de guantes chilotes, pantalón manchado de pintura y mochila llena de quién sabe qué, y yo.
El pánfilo toma la delantera seguido de la colorina, que buen trasero tiene, yo la sigo saboreando su culo y ahorrando energías. La música se enrarece justo cuando un semáforo me separa de la punta y una vieja en jeep me atrasa aun más. Frena, frena, ¡freeeeeeeeeeeeeenaaaaaa! Vieja culiá. De nuevo en la pista, recta final y a recuperar lo que me pertenece. Los instrumentos se entremezclan formando una metralla sonora, la ráfaga de balas cae a mis lados y yo pedaleo cada vez con mas fuerzas hasta que llegando a Pedro de Valdivia, justo cruzando la calle, atravieso el tiempo y el espacio dejando al pastel y a a la pelirroja en medio de una ráfaga desconcertante. Muerdan el polvo, perdedores. El ñoño del casco parecía no entender, la mina ya había entrado de lleno en el juego y e inició una brutal descarga de energía para alcanzarme, pero el destino nos junta y nos separa. La colorina sigue de largo por la ciclovía a una velocidad supersónica mientras yo doblo a la derecha y sigo lento pero triunfante por la vereda, esquivando los últimos obstáculos: peatones distraidos, tímidas universitarias mirando cómo sus pies caminan, viejas que se paran a recordar lo que han olvidado, perros inescrupulosos, y una madre soltera llevando a su hijo al jardín, un móvil zigzagueante de trayectoria errática y fugaz, objeto furioso y fragil ta tá tarara ta tá tarará y en ultimo compás de la sinfonía un ta ta ta tá splash justo cuando el niño salta sobre un charco, apenas lo esquivo y su madre lo castiga con cachetazos al son del tan tin poooooom final. La rebverberancia de los instrumentos extinguiéndose y yo sigo avanzando sin pedalear, sólo con lo que queda de impulso. Toco el timbre y el locutor anuncia una nueva obra mientras me quito los audífonos.
Gané.
martes, 8 de septiembre de 2009
El Abrazo
No podía estar más equivocado, en la micro vi caras que me calmaron, escolares cansados, trabajadores destruidos, señoras gastadas. Era gente, como yo. No como yo, pero de mi especie, buenos. Entonces me acomodé junto a la ventana en la mitad de la micro viendo como una inmensa fila de pasajeros ingresaba al vehículo como si asistieran al estreno de taquilla. Nadie se sentó a mi lado. La micro partió y pensé en leer, pero descarté la idea pues debía estar atento, mirar las calles, apreciar el paisaje, prestar atención a cada detalle para asegurarme que voy directo hacia donde nunca he estado. Señora, ¿qué calle es esta? Todavía falta.
La pista que Julia me dejó era bastante clara, aunque siempre hay lugar para dudas: dos hermanos se abrazan bajo el cohete espacial donde descansa su madre. Dos hermanos se abrazan, yo nunca abrazo a mis hermanos, nunca hay lugar para demostraciones de cariño entre nosotros, es como una alergia mortal, pero los quiero.
Julia no es religiosa, pero siente una profundo respeto hacia el hombre que dedica su vida a la obra de Dios. El templo Votivo de Maipú se alzaba imponente apuntando hacia el cielo cual torre de babel, esperando la cuenta regresiva para lanzar el cohete con feligreses y todo hacia la casa de dios en la luna. Como aquel maravilloso capítulo de los pitufos.
Sentí el viento en mi cara mientras la micro aun se movía, de las viejas pues las nuevas parten solo con las puertas cerradas. ¡Gracias! Vi al chofer asentir por el espejo retrovisor y comencé a correr antes de tocar el suelo, de lo contrario me hubiese sacado la cresta aunque la micro avanzara a solo 5 o 10 kilómetros por hora.
En el sector vi vendedores ambulantes de todo tipo y me acordé de la película de Zefirelli cuando Jesús hace mierda todos los puestos de ventas con un gran mazo, alegando que el templo de Dios no es un mercado. ¡Qué escena, la cagó!
Crucé el umbral y vi a Julia con un pañuelo en la cabeza, haciendo como que rezaba el rosario, sentada en una de las filas de al medio. Me acerqué sigiloso, procurando no perturbarla. A los pocos centímetros me detectó pero siguió hablando con dios. Le susurré no se qué frase en latín y ella escupió una leve carcajada. Cuando los ecos de su herejía se extinguieron me tomo del brazo y me hizo un tour por el templo hasta llegar al confesionario. Luego de media hora nos arreglamos la ropa, nos peinamos y nos fuimos. La misión a la luna había sido todo un éxito.
Rin del Angelito
A Juan se le ocurrió que fuese vertical, Coki propuso ponerle rueditas y yo dije que la parte superior debía ser de cristal. Pasó el día mientras llovía y al atardecer se despejó. i mamá estaba nerviosa por sonido del serrucho y la suciedad del aserrín. Mi papa se paseaba dando consejos de carpintería y Mariana tocaba la guitarra encerrada en su pieza mientras Coty ladraba sin parar. Escuchamos la discografía de Charly hasta terminar la obra cerca de las once de la noche. Coki pasó la aspiradora mientras Juan ordenaba las herramientas. Yo entré a mi pieza y vi a Violeta Parra en un sucio catre blanco, me preguntó si el ataúd estaba listo, le dije que si e inmediátamente se murió. Debajo de la cama salieron sus hijas cantando y tirando flores.
Desperté recordando a Nando, que ayer fue operado. En la ducha pensé que quizás el ataúd era para mi.
Qué brillante idea, vertical y con tapa de cristal, para ver sólo el magnífico peinado.
lunes, 7 de septiembre de 2009
martes, 1 de septiembre de 2009
Ciclovía
lunes, 31 de agosto de 2009
Las Trampas de Morfeo
jueves, 27 de agosto de 2009
Te cuento que
miércoles, 19 de agosto de 2009
El almacenero
domingo, 9 de agosto de 2009
Combustión Lenta
martes, 4 de agosto de 2009
Trayectoria
Había escuchado que aquel hombre era un asesino y caminaba todo el día para disolver sus deseos de matar. Me enteré también que se trataba de un poeta que llevaba diez años sin poder escribir y escuché decir a un kioskero que este señor había perdido a toda su familia en un accidente que él mismo provocó. Pero la mayoría de las personas creían que se trataba de un loco más, de esos inofensivos que no tienen cura, de esos que nunca se podrá descubrir lo que trama su cerebro. Yo intentaba imaginar su nombre, trataba de adivinar hasta cuando podía caminar. Tal vez su rutina lo dotó de una salud enividiable o quizás el dar tantas vueltas lo envejeció más de la cuenta.
Fue un día espantosamente caluroso, de esos que no dejan espacio ni para las sombras. Al mediodía ya no tenía nada más que hacer, entonces salí de la Escuela de Cine dispuesto a tomarme unas cervezas con Josefo. Crucé el patio delantero mirando mis zapatillas nuevas y al atravezar la reja de entrada un veloz bulto rozó mi mochila. Con un brusco movimiento me di vuelta y vi alejrse la espalda del loco. Aquel roce sacudió mis neuronas y cambió trayectoria. Decidi seguirlo manteniendo distancia para que no notara mi presencia pero sin perderlo de vista. Perseguí su pista por alrededor de una hora. El del restorán chino se dió cuenta de lo que estaba haciendo y en cada vuelta me lanzaba una mirada de desprecio, en cambio, un horrible perro de cuerpo hancho y patas cortas se unió a mi travesía, meando en cada árbol y oloroseando el trasero de cada ser vivo que desfilaba por la vereda. El loco llevaba un ritmo imposible seguir, debo dejar de fumar, pensé, andar en bicicleta no es tan efectivo como salir a trotar. De pronto el quiltro cruzó mirada con un desaliñado pastor alemán y por motivos que nunca entenderé se armó la típica trifulca canina. Gruñidos y ladridos infernales, sutiles mordidas en le cuello, ojos llorosos de rabia y pelos erizados. Todos quienes por allí pasaban se detuvieron a contemplar el espectáculo con placer y temor, hasta que un vendedor ambulante gesticuló quién sabe qué vocablos en un lenguage perro-humanoide y mediante un par de patadas hizo que el pastor saliera corriendo cruzando la avenida Rodrigo de Araya, ganándose, mediante bocinazos e insultos, el odio de los conductores frenando bruzcamente. El quiltro se refugió junto al vendedor en un paradero. Al volver a fijar la vista en mi trayecto noté que el loco no estaba, miré a mi alrededor y no había señales de su paso. Segui caminando, esta vez más rapido, con la esperanza de alcanzarlo a la vuelta de la esquina. Luego de un par de ciclos me rendí. Caminé al paradero en Macul y esperé por casi 45 minutos la 670. Mientras fumaba la vi pasar chorreando gente por todas sus compuertas, entonces decidí caminar a casa.
miércoles, 29 de julio de 2009
Hija de puta
viernes, 17 de julio de 2009
Banquete
Max es un imbécil, que las vacas no se maltratan en un rodeo, que huevón más estúpido, compararlas con un perro. Estresar a los animales. ¿Por qué no lo admite? Quizás no hay razón de peso para tener una mascota y comer carne, milanesa napolitana con papas fritas, Barros Luco o longaniza de pavo. Si el hambre muestra tus cojones acorralando en la noche a una bestia mediante lanza de madera, entonces volveríamos a un tiempo sagrado, pero no, churrasco italiano y una coca por dos mil pesos. Y después como casi todas las noches en la botillería Los 3 reyes hola, ¿me dai un belmont rojo de 20? chao gracias. Hola! ¿me dai un belomnt? Hola, chau, y nunca un ¿cómo estay? que bueno, cuídate, nos vemos. Conozco Los 3 Reyes de Apoquindo, los de al frente del cine y ese que vi en Cochamó. No se si tienen relación alguna, pero el trato es siempre el mismo, sonreír para el cliente y consumir, carne o cigarrillos. Gastar y gastarse. Max lo entiende bien y no le complica, él va a dirigir su propia empresa, él no puede ser empleado de nadie, el va a tener un par de autos y casa en la playa, él va a tener cincuenta años y todos los meses le va a llegar un cheque y él se aparecerá por el negocio de vez en cuando para saber como andan las cosas. Luego él va a envejecer y sus hijos continuaran enfermando el mundo. Y yo soy su amigo. Me sigo relacionando con los que detesto y olvido a quienes son como yo.
martes, 14 de julio de 2009
Desaparecer
El lugar era la biblioteca o el Metrotren según Gonzalo. Para Carla su sagrada pieza. Yo había desarrollado la capacidad de leer en cualquier lugar donde fuese posible la vida: la anarquía de la sala de clases, el viaje de Santiago a Bahía Blanca en bus sorteando las nauseas del camino caracol y el goce de las majestuosas tormentas eléctricas de la infinita pampa nocturna, un hedionda carpa bajo la lluvia o incluso el camino de vuelta de la peluquería en Hernando de Magallanes con la Avenida Cuarto Centenario hasta mi casa en Apoquindo, cuando, absorto en la lucha de Superman contra la organización criminal Intergang, caminé sin mirar mi destino y aparecí llegando al final de la historieta caminando por Avenida Las Condes en dirección contraria. Tenía doce años y experimenté con asombro y satisfacción un agujero negro digno de la sublime Hora Cero del universo DC Comics producida por un rebelde Linterna Verde.
Los silencios laborales me dieron la costumbre de leer en el trabajo. Comencé tímidamente en el sillón rojo las primeras semanas cuando llegaba temprano. Luego me empeciné en adelantarme cada vez unos minutos para gozar durante un poco más, hasta que las jornada pajeras las gasté completamente en las letras donadas por el Pepa. A ratos bajaba a la cocina por una taza de leche con nesquick bien caliente. Al principio todos se rieron, quién tomaba leche con nesquick, qué adulto no bebía café, y ahora parecía iniciarse la moda de la chocolatada.
Empecé a trabajar con el pie derecho, muy sociable, proactivo, completamente opuesto al comportamiento que me valió un profundo fracaso sentimental. Pero mi esencia Zen pudo más, pues a medida que pasaban las semanas, los ficticios viajes de Marco Polo al servicio de la corte del imperio mongol me transportaban a un mundo digno del ingenioso loco Hidalgo, donde no podia evitar encontrarme con un moradoanaranjado cielo de la natal Nueva Orleans de Ignatius Reilly al compás del erótico saxo de Johhny (o Charlie) Parker. Mientras tanto, en el computador de al lado, Poeta rendía tributo a Michael Jackson, revisaba guiones, intentaba romper el record de un videojuego online y hacia los contactos para arreglar el calefón de su casa nueva, todo al mismo tiempo sin lograr distraerme, aunque por momentos la dactilografía retumbando como insoportables martillos chillones me despertaba del trance, yo me daba vuelta y Poeta ya se había ido, la estufa apagada y el Pato leía el diario en la recepción. La jornada laboral había terminado hacía un par de horas. Dejé la bicicleta y me fui en micro para seguir leyendo. Trabajadores y universitarios se estorbaban unos a otros sin intercambiar palabras. Por momentos apartaba la mirada del texto para hacer un breve ranking de las mujeres más ricas del transporte público, elegía a la mejor y la miraba de reojo mientras leía hasta que ésta se bajara o fuese remplazada por una más bella o extravagante. La micro se detuvo a un par de cuadras de mi casa justo cuando El Perseguidor llegaba a su fin. Leí las últimas líneas unos metros antes del portón, umbral que me convierte en un célula más del organismo hogar, sin lectura, solo comida y televisión. Pan con queso, pan con queso y mortadela-ave-pimentón, pan con jamón y queso y orégano. Noticias, telenovelas y zapping, películas pésimas y un poco de History Channel. Un par de cigarros en la cama, tos y barriga llena. Me sentía asqueroso y frío, hacía mucho frío. A las cuatro de la mañana una diarrea bíblica me martirizó hasta las lagrimas, volví a dormir como si todo fuese un sueño y desperté con la cara que no deseo ver en el espejo. Renuncio. ¿De qué vas a vivir? De esto no.
Me instalé en la bodega del taller mecánico del papá del Tita donde con la Jóse y el Alejo establecimos nuestro centro de operaciones. Los pololos arquitectos trabajaban en sus respectivos proyectos de titulación, yo por las mañanas escribía y en las tardes encuadernaba. Una cerveza con las visitas de amigos y colaboradores, luego bohemia con Josefo y sus amigas lesbianas. Había elegido mi vida, visitar a papá y mamá de vez en cuando, vender libros y destripar el hígado noche por medio. Mañana tuve que trabajar otra vez. El espejo sucio de los mecánicos entre afiches pornográficos de modelos ochenteras seguía mostrando la misma cara, esa que no se quita hasta que uno se larga de verdad, hasta que uno desparece y no se ve en reflejo alguno.
lunes, 13 de julio de 2009
City Tour
Hablamos de bicicletas y vio mis muslos gruesos creyendo que se trataba de las piernas de un ciclista o futbolista aficionado. Yo vi su pelo rojo creyendo que era natural y hablamos de las distancias a pedal sin sospechar yo que ella chorreaba por mi y ella sabiendo que mi boca no paraba de querer saborearla. Ella me llamó y sin su iniciativa quizás nunca hubiésemos estado juntos o tal vez deba darme el crédito cuando me vio sonarme la nariz tierna y torpemente como si fuese un niño o cuando la besé para que no siguiera hablando en esa sucia tocata. Muy evidentes mis miradas, presiento que le encantaban. En la micro o el metro jugaba a mirar reflejos y siempre eran las otras las que se apartaban. Con Julia era un eterno empate ojo a ojo durante una hora o más mientras la radio daba en el clavo como banda sonora hasta que el teléfono me avisaba que nos juntábamos en la casa del Juancho y que llevara un par de lucas o algo pa la parrilla. Julia se enojaba porque quería ver una película y que cocináramos algo. La llevé a su casa en bicicleta y me fui donde el Juancho con tres cigarros y un paquete de salchichas.
Quedábamos en juntarnos siempre a las 5 en el cine, en la plaza o en el parque, ella elegía y a mi me daba lo mismo, le molestaba que me diera lo mismo, le molestaba que yo no decidiera, le molestaba que no yo no fuese un macho. La película era pésima y a ella le encantaba y nos tomábamos unas cervezas discutiendo el porqué de la inferioridad de la mujer. Nos besábamos en el paradero mientras ella esperaba la micro, hacíamos el amor en mi casa porque nadie me molestaba, o nos íbamos a su depto cuando había nadie, o en el baño del Pipo o donde sea porque ella siempre quería y yo solo me negué cuando tenía que ir al dentista pero Julia se me subió encima y no me dejó ir y yo con la satisfacción de las sabanas sudadas y la estúpida vergüenza de llamar a la secretaria y cambiar la hora para la semana siguiente.
Julia casi no se conectaba a Internet y mi celular ya no funcionaba solo hablábamos brevemente para vernos a las 5. Ese día inflé la rueda trasera recién parchada en la estación de servició y pedaleé veloz por Hernando de Magallanes hacia Bilbao, a mitad de camino olvide hacia donde iba. Nos vemos a las 5 entonces, ya, besitos, chau, pero ¿dónde? ¿lo olvidé o no me dijo? Contaba con sus habituales treinta minutos de retraso como ventaja para darme el tiempo de mapear con recuerdos el posible lugar de encuentro. El cine Hoyts, el Parque Intercomunal, la Quinta Normal, La plaza Ñuñoa, El Biógrafo. Debía elegir un destino, entonces recordé que a Julia le gustaba el mango y yo le dije que en el Unimarc de la calle Rancagua siempre tenían. Entonces la vi saboreando la jugosa fruta camino a la plaza Inés de Suárez. Pedaleé unas cuantos metros detrás de ella hasta que con un fuerte gritó la asuste como nunca le gustaba que lo hiciera y como yo disfrutaba constantemente hasta verla estallar en risas intentando poner cara de enojada.
-Pensé que no ibas a llegar… -me dijo mientras chupaba sus dedos endulzados –Como que no quedamos en nada ¿qué onda?
-Quedamos a las 5 ¿llegué o no?
Me dejaba recados con mi hermana o me mandaba sutiles pistas por e-mail, yo le enviaba mapas incompletos por carta o acertijos por mensaje de texto. Como siempre a las 5, casi todos los días, adivinando el punto de encuentro y siempre encontrándonos, el único requisito era que fuese un lugar en el que nunca hubiésemos estado juntos. Así yo le mostré el bosque de los Ewoks en La Reina y ella me llevó a la plaza Yungay, la guié hasta el Bar de René y yo la encontré con casi una hora de atraso leyendo en la plaza de Puente Alto.
El juego catalizó nuestra telepatía y nos distanció en cierta medida pues nos veíamos solo a las 5. Yo con mi tiempo libre quería que la tarde no acabara, ella y sus estudios me lo impedían. Yo me enojaba y le pedía que se quedara entonces Julia me sacaba en cara que yo solo quería carretear. Nos despedíamos disgustados y nos volvíamos a ver otro día a las 5 como si nada hubiese ocurrido.
Con el tiempo deje de visitarla y ella lo mismo. Sólo en la calle nos encontrábamos, cada vez en puntos más distantes, en el Buin Zoo, en la cumbre del cerro Manquehue o en algún lugar de Yerba Loca, hasta que un día cayó la noche en la Plaza de San José de Maipo sin que Julia se apareciera. No se qué era peor, que no haya podido ir o su incapacidad de descifrar el punto de encuentro. Quizás algo tenía que hacer, ya no sabía en que andaba, no me contaba nada, solo me daba amor y no quería escuchar mis aventuras, solo quería amor.
Llegué a su casa como a las 10, enojado. Enojado. Nunca había estado enojado. Su vieja no estaba. Julia triste comía una ensalada.
-Tuve un problema- me dice sin mirarme – ¿dónde estuviste?
No pudo descifrarlo, Julia no me quiere. Y no le pedí explicaciones solo la abracé intentando recuperarla, ella me llevó a su pieza y apagó la luz. Me dio su sexo como pidiendo disculpas mientras yo intentaba hacerle el amor. El sonido del semáforo para sordos no me dejó dormir.
Vamos a pasear, le dije. Eran las 4 de la mañana y me miró como si no me hubiese escuchado. Ya la perdí, Julia no me quiere. Vamos a pasear, le dije, y ella se dio vuelta para seguir durmiendo.