martes, 5 de enero de 2010

Hielo

A pesar de la infinita oferta urbano-natural que ofrece la ciudad, sumado a nuestros intentos de recorrer cada rincón, desde el más romántico hasta el más repugnante, la plaza Inés de Suarez siempre fue un punto de encuentro recurrente, porque está junto a la ciclovía, porque ahí nadie webea, porque el barrio es lindo o porque sí. Revolcarse en el pastito y pegarse un siestecita bajo un plátano oriental junto a Julia era lo máximo. Un sixpack de Escudo. Yo traje unos sándwich ¿y tu? La Julia se esmeró con una ensalada de frutas y una especie de panqueque delicioso. La comunión intercambiando alimentos, unos pititos pa pelar el cable y te traje el mp3 con los parlantes para mostrarte mis canciones favoritas. Los tordos revoloteaban juguetonamente como pichanga de recreo, algunos escolares peloteaban en serio y otras parejas intentaban imitarnos. Perfección.
Hace ya mucho tiempo que nos estoy con Julia pero siempre le propongo unas chelas en la plaza ¿aperray? El destino pone trabas y le reunión nunca se concreta. Un miércoles nos ponemos de acuerdo y ambos podemos, esta ves si que si, pero la primavera nos trae granizo; en medio de una soleada y optimista semana el agua, fuente de vida, se hace hielo. Relámpago anuncia el llanto con un destello rompecorazón y Trueno raja las nubes como reventando una bombita de agua. Al rato sale el sol, pero el pasto ya esta mojado. La espero media hora con mi ultimo cigarro sentado en la fuente vacía de la plaza. Luego me voy al paradero mirando de reojo hacia atrás.

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