martes, 25 de diciembre de 2007

La impaciente fierecilla indomada

La Gata Carlota cierra los ojos con fuerza para escuchar con atención. Relee las frases para entenderlas mejor. Estudia al borde de la lata y no come latas. Cocina creativa con ácidos y limas, adornos brillantes.
Suspira de cansancio y ríe con su barriguita cosquillosa, pues ella madruga aunque no sueñe.

Abrigada siempre, mira con vista espiral las cuadras mundiales, cuestionando el hormigón pero amando secretamente el armado.

Pequeñas manchas cubren su dorado pelaje, poblando de alegría un bello semblante, que junto a profundos ojos transparentes inspiran una seguridad indispensable.

La Gata Carlota tiene sueño. Duerme como si cien años no bastaran, pero cuando despierta no hay anestesia que sea capaz de doblegarla.

Caricias suaves relieves curiosos millones de colores olores fascinantes voz fuerte gritos suaves curiosidad esotérica erótica belleza.