lunes, 25 de febrero de 2008

Hora y media a pie hasta casa

La poderosa naturaleza azota el ridículo ingenio humano. No nos esforcemos en construir argumentos coherentes cuando la rizomática ventisca del otoño escapa a toda lógica conocida aunque intentemos normalizar las cosas por nuestro innato miedo al caos. Cerré la puerta porque se estaba llenando de hojas, dejálas que entren mejor, ¿la abro entonces? no, dejá la tele prendida, mejor la apago así escucho como suena el viento y las hojas rojas. Si no hubieran calles no habría que barrer las hojas. De todas formas yo no ando en auto, a mi me duele menos si ando a pata pelá y vuelvo a las emociones adolescentes cuando me dejaba llevar por la energía del otoño y yo era igual de sensible que ahora pero me sorprendía mucho más. Cuando el aire es fresco y la luz es tenue no es necesario ver la hora mágica. Me mojo con un ayahuasca que no tomé y creo que todo lo que hago es perfecto, solo basta que alguien hable en humano para que me despierte del hechizo, entonces todo parece aburrido y no me dan ganas de hacer cosas. Santi, teléfono. Hablemos más tarde. Porque uno desapareció y el otro está en la oficina y el otro se aburre más que yo, entonces sigo tratando de entretenerme con la caída de las hojas aunque falte mucho para abril y la gente empiece, además de coleccionar verdes, a hincharme con un festejo sabiendo que no me interesa, sí me interesa y quiero irme al Cajón del Maipo o al Pochoco a emborracharme y tocar una canción de Los Jaivas en flauta o quizás encender la cámara en algún momento: la vida en los bosques recién comienza y ahora me doy cuenta.
Alguna vez invente una religión pero luego la olvidé, ahora me estoy acordando y creo que los dioses están esperando que me vuelva santo, pero no lo voy a hacer porque me gusta el pescado, sobre todo si lo pesqué con mis propias manos. Anarquía dicen algunos, flojera otros. Desobediencia Civil lo cultos, yo lo llamo biorritmo. Lo llamo todos los días pero no basta con el teléfono, eso dice él, que habla y habla y no hace nada, bueno no me critiques si ahora estoy empezando a hacerlo, estoy gestando ideas y proyectos a fines. Ver para creerlo. Como quieras, no necesito que me creas, yo creo las cosas que no existen, las fabrico.
Ja ja ja, me río de tus sueños, yo también, pero los cumplo.

1 comentario:

Tomás Véliz dijo...

Es cierto, es hora de fabricar...

Y con respecto al Pochoco y al Cajón del Maipo, démosle hombre. Pongamonos a organizar, antes que llegue el otoño y decidas volver a respirar aquellas hojas caducas sin par.

YOMI