viernes, 7 de marzo de 2008

Spiderchrist

El es un artista borracho.
Pinta cuadros, calles, paredes, comics; escribe libros, cuentos; filma; hackea. Intenta cambiar el mundo predicando la desobediencia civil y saboteando todo lo que tenga relación con J. Bell Zebbu, alcalde de la ciudad, Pues Cristo Araña asegura que detrás la obra social de este supuesto servidor público se esconde el accionar del mismísimo demonio.

Este engendro urbano no es muy popular entre las autoridades y las dueñas de casa. Nunca consigue auspicio o financiamiento, es por eso que debe robar. Robar bancos, iglesias, oficinas del gobierno y cualquier otra identidad que pueda prescindir de dinero. Pero si nuestro héroe es odiado donde las cosas funcionan, es idolatrado entre quienes no conocen los beneficios de la civilización. Jóvenes, indigentes, rebeldes, músicos, locos y vagos forman el ejercito de Cristo Araña, una fuerza urbana sin cuartel y prácticamente indestructible.

Actualmente J. Bell Zebbu acaba de remodelar el cementerio. Cristo Araña pretende incendiarlo para librar la pueblo de la plaga de gusanos que nos carcome y utilizar el caos de fondo para sus irreverentes películas promocionales.
Tras las llamas que los bomberos no pueden controlar Cristo Araña celebra con su grupo de pordioseros al compás de algún desafinado instrumento bebiendo un sagrado tinto en caja.

-Nadie Puede detener la lucha contra el demonio, el hombre es bueno por naturaleza- predica Cristo Araña sobre una pila de escombros mientras decenas de prostitutas y drogadictos escuchan con atención -Solo destruyendo lo que no nos sirve podemos ser libres ¡¡Al final de la locura comienza la razón!!

La multitud grita eufórica y continua la fiesta ritual.

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